¡Qué época memorable estamos viviendo! Después de la baja más rápida de la historia, fuimos testigos de los mejores 50 días de los mercados… ¡también de la historia! Ya ansío tener nietos para contarles que cuando era joven viví algo que no podrían ni imaginar. Además, parece que al final de cuentas los optimistas tenían razón con respecto a la recuperación económica en forma de “V”: mientras Estados Unidos esperaba para mayo la peor cifra de desempleo desde la Gran Depresión del ‘29, resultó que no solo nada empeoró, sino todo lo contrario: se crearon 2,5 millones de puestos de trabajo bajando el desempleo al 13,3%. ¡Qué envidiable!
Todo es algarabía (y sí… por alguna extraña razón, si a usted le incomoda quedarse encerrado en su casa pero ve crecer el valor de sus inversiones, la cuarentena se hace un tanto más llevadera). Varios inversores con los que hablé me contaban de lo orgullosos que se sentían por haber dominado sus emociones durante la volatilidad de febrero-marzo, o todo lo que ganaron al comprar acciones tecnológicas justo cuando los mercados tocaban fondo ¡Felicitaciones!
Con todo esto, aparecieron centenares de expertos señalándonos lo que vendrá, compartiendo generosamente la lista de las acciones que no podemos dejar de tener en nuestra cartera porque serán las más favorecidas por el “Efecto Pandemia”, ya sea porque pueden descubrir la próxima vacuna contra el Coronavirus (Gilead, Moderna), o porque aprovechan los nuevos hábitos de los consumidores (comprar desde casa con Amazon, Mercado Libre; o hacer video-llamadas por Zoom), o bien las que están condenadas a volver con fuerza como las golpeadas aerolíneas. ¡Listo! Todo indica que lo peor ya pasó.
Sin embargo, hay un minúsculo grupo de inversores de muy bajo perfil que están moviéndose contra la corriente: no solo no han invertido en las bajas, sino que incluso aprovecharon los rebotes para vender sus antiguas inversiones y así acumular más dinero en efectivo. No, no me refiero a consejeros ni opinólogos, sino a aquellos que se dedican exclusivamente a tomar decisiones de inversión con su propio dinero y el de sus inversores, cuya reputación depende de los rendimientos logrados y no de la cantidad de seguidores en twitter, y que no les venden recetas para el éxito a nadie, sino que buscan el mejor provecho para ellos mismos.
De ellos, nos interesan aquellos que han logrado rendimientos sostenidos a lo largo de su carrera y no a quienes les fue bien en alguna u otra oportunidad. Generalmente, estos inversores no hacen predicciones espectaculares, ni van detrás de las modas (más bien se “retiran temprano de las fiestas”), por esos sus voces no inundan los titulares en tiempos de adrenalina como los que estamos viviendo. Pero a nosotros sí nos importa especialmente lo que ellos hacen, porque este reducido grupo es nada menos que el que conforma ese 5% de inversores que le ganan consistentemente a los mercados.
El principal representante de todos ellos es, por supuesto, Warren Buffett, que a lo largo de estos últimos 55 años al frente de Berkshire Hathaway ha logrado un rendimiento acumulado de 2.744.062% a un promedio del 19,78% anual, a pesar de las múltiples crisis que le tocó atravesar: el crash de 1973, el lunes negro de 1987, la crisis “.com” del año 2000, la crisis inmobiliaria de 2008.
Buffett, también conocido como el “Oráculo de Omaha”, brindó una conferencia el 2 de mayo (justo después del mejor abril de los últimos 82 años) en donde hizo un análisis sobre la situación actual y respondió a las preguntas más complicadas de sus inversores.
Allí explicó porqué no solo no hizo uso de los USD 128 mil millones en efectivo (una de las reservas de efectivo más grandes que jamás tuvo alguna compañía) durante las bajas de 33% entre febrero y marzo, sino que además anunció que se deshizo de sus inversiones en compañías aéreas, energéticas, turismo, y bancos, acumulando todavía más efectivo a sus arcas aún cuando tuvo que vender a pérdida.
¿Las razones? Los mercados siguen sin ofrecer inversiones a precios razonables, y encima el futuro de la economía se volvió extremadamente complejo e impredecible. Pero… ¿No era que lo peor ya había pasado? Mejor miremos con más detalle.
En 1999, justo antes del estallido de la burbuja “.com”, Buffett declaró que “La relación entre la capitalización total del mercado y el Producto Bruto Interno, es probablemente la mejor medida de dónde se encuentran las valuaciones en un momento dado”.
A continuación puede ver un gráfico que muestra esta relación desde 1947 hasta nuestros días.

Hoy los mercados vuelven a batir sus máximos históricos porque dan por descontado que la economía se recuperará pronto y fuertemente (sí, y además porque abunda el dinero barato). Muchos inversores tienen muy altas expectativas y apostaron hasta el dinero que no tienen en ello.
Buffett, en el extremo opuesto del ring, declaró: “no sé lo que pueda pasar mañana con los mercados” y agregó que tampoco nadie puede saberlo. Sin embargo, prefiere tener dinero en efectivo y correr el riesgo de perderse eventuales subas, que tener ciertas inversiones y caer con las eventuales bajas. Esto va en línea con lo que escribió en una carta a inversores el 25 de Febrero de 2017:
“Aproximadamente en cada década, nubes negras taparán los cielos económicos y por un breve período lloverá oro. Cuando esto ocurra, saldremos a juntarlo con fuentones, y no con cucharitas té”
Pero Buffett no es el único inversor que se está preparando para ganar con un posible peor escenario. La mayoría de los inversores que han conseguido gran éxito en el largo plazo y que nosotros tomamos como referencia, optaron por ir en la misma dirección.
- Seth Klarman comenzó a recaudar más capital de sus inversores luego de evitarlo por toda la última década, citando que estamos por atravesar una oportunidad histórica, que planea aprovechar con su Estrategia de Valor (la misma estrategia que usamos nosotros).
- Howard Marks está reuniendo USD 15 mil millones de sus inversores para invertir en bonos baratos de empresas que pronto caerán en impagos (“default”), estrategia que lo lanzó a la fama por sus ganancias luego de la crisis del 2007-2008.
- Carl Icahn tiene como principal “inversión” una apuesta a la baja de bienes raíces comerciales y mantiene efectivo esperando aprovechar una muy profunda baja en el mediano plazo.
- Paul Singer está preparándose para aprovechar una baja del 50% en los mercados desde los niveles de febrero. Singer es ni más ni menos que el conocido “inversor buitre” que compró los bonos argentinos en default en 2003 y mantuvo litigios con Argentina durante varios años.
- A los que se suman pesos pesados como Stanley Druckenmiller, David Tepper, Paul Tudor Jones, Leon Cooperman y otros.
Probablemente, la calma de estos inversores sigan pasando desapercibidas en medio de la excitación por los “nuevos máximos históricos”, exactamente como pasó en 1999, y en 2007, y de la misma forma en que pasó sin pena ni gloria la advertencia de riesgo de una catástrofe global causada por un virus infeccioso que hizo Bill Gates en 2015, cuyo video se hizo popular recién cuando ya estábamos en medio de la cuarentena (puede ver el video aquí). Al parecer, nos cuesta mucho juzgar los riesgos que asumimos, hasta que el mundo se nos cae encima.
Fue así ayer, sigue siendo hoy, y así seguirá siendo mañana. “La actitud adecuada hacia las inversiones es mucho más importante que cualquier otra habilidad técnica”, Warren Buffett.
0 Comments