El vértigo en los negocios innovadores
La innovación es necesaria para el progreso, y las compañías que supieron liderar el progreso, no sólo han mejorado nuestras vidas, sino que además amasaron una gran fortuna. Sin embargo, es muy común que las empresas innovadoras tengan que enfrentar desafíos que ponen en peligro su propia supervivencia. Por estos días, una de las startups […]
Por Sebastian Ortega

La innovación es necesaria para el progreso, y las compañías que supieron liderar el progreso, no sólo han mejorado nuestras vidas, sino que además amasaron una gran fortuna. Sin embargo, es muy común que las empresas innovadoras tengan que enfrentar desafíos que ponen en peligro su propia supervivencia. Por estos días, una de las startups más valiosas del mundo, está enfrentando una amenaza letal que puede afectar a toda una industria. A pesar de todo, los grandes inversores siguen apostando a ella. Veamos por qué.

Resulta que Uber es una empresa que saltó a la fama hace algunos años por crear una innovadora plataforma para proveer servicios de choferes particulares. La forma más fácil de entenderlo, es pensarlo como una especie de gran agencia de taxis, pero con el diferencial de ofrecer un servicio de lujo y al mismo precio que el servicio de taxi tradicional.

Desde sus inicios, Uber tuvo que hacer frente a una gran cantidad de protestas. Los principales reclamos vinieron por parte de los propios taxistas. Como sabrá, los taxistas tienen la obligación de obtener costosas licencias para prestar sus servicios al público, mientras que los autos de Uber sólo requieren de la autorización de la empresa para operar. Los taxistas acusan que se trata de una competencia desleal. Uber argumenta que se trata de una red privada y por tanto no requieren de licencias. Casi todos los meses Uber tiene que hacer frente una nueva protesta en algunas ciudades en las que está presente, pero esto parece no desalentar sus planes de crecimiento. Me animo a pensar que crearon la empresa ya previendo luchar contra el status quo de los taxistas, como si eso fuera parte del costo del progreso.

Pero además, Uber se convirtió en el estandarte de un nuevo tipo de economía. Sus choferes son trabajadores independientes que cobran una comisión por cada viaje que rinden. No son empleados. Este modelo se profundizó tanto, que al día de hoy la empresa cuenta con más de 200.000 choferes independientes, y tan sólo 2.000 empleados, es decir, 100 choferes por cada 1 empleado. Con estos números, los especialistas se animaron a especular: “En el futuro, no existirá el empleo!”, dijeron. Me cuesta imaginarlo. ¿Estaremos siendo testigos de un cambio de paradigma en el mercado laboral? Sinceramente, no lo sé. Pero Uber está demostrando tener un vínculo muy eficaz con personas que trabajan por sí mismas y prestan el servicio principal de la compañía. Este es el mismo modelo que usan otras empresas disruptivas de rápido crecimiento como TaskRabbit o Instacart.

Por si todo esto fuera poco, la empresa volvió a ser tapa de los medios especializados por las extravagantes cifras de inversión que consiguió por parte de Google, Jeff Bezos (fundador de Amazon), Kleiner Perkins, Goldman Sachs y Baidu entre otros grandes. En los últimos 2 años la empresa recibió unos USD 5 mil millones, y pasó a ser la segunda startup más valiosa del planeta, después de Xiaomi, con una valuación de USD 40 mil millones. No es para menos. La empresa se perfila como la única candidata para reemplazar el actual sistema de transporte de taxis tal como se lo conoce.

Pero la semana pasada, ocurrió algo que atenta contra la mismísima supervivencia de la empresa. La Comisión de Trabajo del estado de California, Estados Unidos, le dió la razón a un chofer que reclamó gastos de viáticos de trabajo por considerarlo “empleado” de la empresa. Si bien este fue un caso aislado, se generó un gran revuelo a escala mundial porque, de masificarse los reclamos, la empresa tendría que enfrentar costos y obligaciones para sus más de 200.000 choferes que pondrían en jaque a toda la empresa. Esto afectaría además a todas las empresas basadas en contratistas independientes como las que mencionamos más arriba.

Para cualquiera, sea una startup o una empresa que está en la cresta de la ola, esta noticia podría ser desesperante. Ante esta situación, los especuladores resurgieron con una nueva afirmación: “Esta es la razón por la que Uber acelerará la fabricación de los autos que se manejan solos”. De hecho, este fue siempre el más ambicioso plan de Uber revelado casi al mismo tiempo que lo hiciera Google y Apple. Sin duda, los vehículos que se manejan solos son considerados el futuro del transporte. Lo que no se sabe, es qué sucederá con el trabajo de los actuales choferes y taxistas.

La innovación se vive como una montaña rusa que nunca termina. Hay crisis y oportunidades, que en realidad son la misma cosa. No importa cuán grandes sean las empresas ni cuánta plata tengan. Nuestra madurez como inversores consiste en ser conscientes de lo difícil que es predecir o controlar los sucesos del futuro. Por eso, cuando invertimos, buscamos empresas comprometidas con mejorar el mundo en que vivimos y que cuenten con un excelente equipo de gestión detrás.

Tal vez Uber haya visto estos riesgos con anticipación y sólo esté ganando tiempo hasta el día en que los autos se manejen solos. Tal vez por eso los inversores sigan apostando tanto. En cualquier caso, se trata de una secuencia de desafíos vertiginosos no apta para cardíacos. Pocos podrían dirigir una empresa así, y pocos podrían invertir en una empresa así, aunque en el largo plazo, la innovación siga siendo uno de los mejores negocios.

Sobre el autor

Sebastian Ortega

Sebastian Ortega

CEO Grit Invest

Doctor en Dirección de Empresas y Máster en Dirección de Empresas de la Universidad del CEMA, con especialización en Fusiones y Adquisiciones en la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard (EE.UU.) y especialización en Value Investing en la Escuela de Negocios de la Universidad de Columbia (EE.UU.)
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