Mucho se habla de los Clubes y Redes de Inversores Ángeles que son formatos organizados para canalizar inversiones en Startups. La primera noción que se tiene de tales agrupaciones es que sirven para mantener identificados y activos a un conjunto de inversores individuales con el objetivo de factorizar ciertos esfuerzos. Tal es el caso de hacer que un proyecto pueda ser presentado una única vez y tenga alcance inmediato a todos sus miembros: el emprendedor reduce esfuerzos porque logra mayor visibilidad con una misma presentación, y los inversores consiguen un canal unificado para la recepción de proyectos.
Pero existe además un beneficio económico para los inversores: un inversor individual debe dedicar mucho tiempo y dinero a evaluar propuestas (aun sabiendo que sólo menos del 15% lograrán captar su interés) si quiere hacerlo por sí mismo. Mediante la conformación de una agrupación es posible nombrar a un responsable (persona o comité) de hacer una evaluación preliminar que permita ahorrarle ese tiempo a todos sus miembros permitiendo que sólo sean promovidos los proyectos que, además de tener buen potencial, estén alineados con las características estratégicas buscadas por la agrupación. Por otra parte, la auditoría jurídica y contable que debe hacerse antes de tomar una decisión de inversión es un gasto que suele dividirse entre los miembros de la agrupación, haciendo que todos los recursos que pone el inversor para mantenerse activo se utilicen con la máxima productividad.
La validación
Pero hay otros aspectos que son tanto o más importantes que los anteriores y que, por lo general, no son de los más nombrados.
Nadie puede predecir con exactitud el camino que va a recorrer un Startup luego de recibir una inyección de capital. Nadie sabe si se va a conseguir el volumen de ventas que dice el Plan de Negocio, si aparecerán nuevos competidores o si se van a confirmar las tendencias del mercado. Es ahí cuando un co-inversor, alguien que está dispuesto a invertir una suma semejante en el mismo momento y bajo las mismas condiciones, cumple el rol de validador de la expectativa. El co-inversor agrega una mirada crítica a la situación y arriesga su propio capital en pos de la visión del proyecto, pero además, en pos de un retorno atractivo sobre la inversión.
Este nuevo inversor se transforma en un aliado perfecto del primero ya que tiene un interés genuino en el éxito del proyecto por motivos propios. Es también alguien que aportará su propia red de contactos, conocimiento y experiencia para apuntalar el éxito. Pero todo este bagaje no sólo le aporta valor al proyecto, sino que también le aporta valor a los otros inversores: se incrementa el know-how de cada uno a partir del intercambio de experiencias, se multiplican las oportunidades de negocios a partir del intercambio de la red de contactos, pero fundamentalmente, se genera valor a partir de la creación de un nuevo vínculo de largo plazo, un nuevo par de socios para un emprendimiento en común, alguien más con quien se puede construir confianza.
Los vínculos establecidos entre sus miembros son el principal factor de éxito de las agrupaciones. Un Club o Red de Inversores Ángeles puede verse como un emprendimiento en donde su objetivo final, la inversión, es tan importante como el proceso en el que se crea valor para cada uno de los miembros.
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