El jueves 29 de Julio salió a cotizar a la bolsa Robin Hood, el famoso broker gratuito (permite comprar y vender acciones en Wall Street sin comisiones) amado por las nuevas generaciones y criticado por otras.
Robin Hood se llama así en referencia al héroe que le robaba a los ricos para repartir el botín entre los pobres; en este caso, para quitarle la exclusividad de los negocios financieros a los ricos y poderosos banqueros, y dárselo al “pueblo” (bueno, quise decir, a todo aquel que quiera participar). Por esto se lo conoce como la “democratización de las inversiones”.
Sin embargo, esta “democratización” no es nada nueva. En realidad se trata de un proceso que comenzó hace ya 30 años cuando en 1991 nació E-Trade con exactamente el mismo propósito, cobrando comisiones muy bajas. Lo de Robin Hood es apenas el paso más reciente de una tendencia que lleva décadas evolucionando.
¿Para qué quieren invertir las personas? Naturalmente, para incrementar su patrimonio y/o generar ingresos.
¿Están logrando las personas este objetivo? Como siempre: algunos pocos sí, pero la gran mayoría no; las chances de volverse millonario prácticamente no han cambiado en los últimos 40 años a pesar que ahora cualquiera puede invertir. ¿Qué está pasando?
En las últimas décadas, la cantidad de personas que pasaron de Clase Media a Clase Alta en Estados Unidos permaneció prácticamente sin cambios. Históricamente, solo el 6 o 7% de las familias con “Ingresos Medios” lograron pasar a tener “Altos Ingresos”.
¿Solo el 7% logra ascender desde los “Ingresos Medios”? Pero… si desde hace 30 años cualquier persona pudo haberse enriquecido de la misma forma que Jeff Bezos, Warren Buffett, Elon Musk o Bill Gates invirtiendo en sus mismas compañías ¿Por qué casi nadie se enriqueció? La respuesta, seguramente no lo sorprenderá.
Resulta que, aún con todas las inversiones a su disposición, la mayoría de la gente no sabe cómo invertir (esto incluye a aquellos que creen que sí saben). Los estudios de movilidad social concluyen que: ”Es casi imposible subir de clase social sin educación” (no es necesariamente la educación formal, sino también la que uno puede recibir estudiando por sí mismo o en base de experiencias).
Aunque me pueda comprar un auto de Fórmula 1, probablemente nunca pueda ganar carreras como Michael Schumacher. Lo difícil no es tener el auto, sino crecer como conductor. Si soy realmente buen conductor, el auto aparecerá de alguna forma (ej, sponsor). Pero recibir un auto Fórmula 1 no me hará conducir como Schumacher.
La mayoría de los clientes de Robin Hood son personas que están ingresando al mundo de las inversiones por primera vez, que tienden a comprar y vender acciones frecuentemente tratando de adivinar aquellas que van a subir en las próximas semanas. Esta es la forma más intuitiva de empezar.
Si bien la idea de hacerse rico desde el sillón de nuestra casa es fascinante, estos clientes ignoran que adivinar el nombre de la acción que va a subir es como jugar a la ruleta, y que comprando-vendiendo acciones frecuentemente los deja con un 99% de chances de perder dinero en la bolsa. Por eso hace un tiempo hemos llamado a Robin Hood “el entretenimiento más caro del mundo”.
La otra cara de la misma moneda
Comprar y vender acciones frecuentemente es una conducta que a la larga perjudica al bolsillo del inversor, pero es un gran negocio para los creadores de Robin Hood. En definitiva, mientras sus clientes juegan/se entretienen, la plataforma gana dinero vendiendo distintos tipos de servicios (que no cobre comisión, no significa que no cobre por otros conceptos).
Esto tampoco es nuevo en nuestro mundo. Desde siempre sabemos que la conducta de quien va a jugar al casino no es rentable. El jugador de casino tiene casi todas las chances de perder dinero a lo largo del tiempo y sin embargo continúa yendo. El popular sitio de educación financiera Investopedia explica este fenómeno con lujo de detalle.
En el casino no hay truco ni Martingala que funcione para los jugadores. Allí, quien más chances tiene de ganar es nada más y nada menos que el mismísimo dueño del casino.
La noticia entonces es que, desde hace apenas unos días, usted tiene la oportunidad de adquirir acciones de Robin Hood, es decir, de convertirse en dueño de “El casino financiero más rentable del mundo”.
Lo paradójico es que, para obtener los mejores resultados como dueño Robin Hood, es conveniente que invierta a largo plazo, es decir, comprar sus acciones hoy y no venderlas por los próximos 10 años sin prestar atención al sube y baja de los precios.
De alguna manera, es hacer exactamente lo contrario a lo que hacen los propios clientes de Robin Hood (y ni siquiera necesita ser cliente de Robin Hood para lograr esto). Curisosamente, así hará que las chances de ganar se vuelquen a su favor.
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