
Imagine una banda de Rock que recién se inicia y busca dinero para hacer su primer video “demo”. Aunque no cuente con una compañía discográfica que se lo produzca, sí cuenta con varios seguidores que estarían dispuestos a apoyarlos, tal que, si todos contribuyeran con una pequeña suma de dinero, podrían alcanzar el objetivo de hacer el video. Esto último, es la noción de Crowdfunding.
Uno de los casos más resonantes de los últimos tiempos es el fenómeno ocurrido con Pebble. Los fundadores de esta compañía dedicada a hacer relojes inteligentes con pantalla de papel electrónico, fueron rechazados por más de 10 fondos de inversión por considerar que el producto no era suficientemente atractivo. Sin darse por vencidos, cargaron un perfil en Kickstarter en búsqueda de 100 mil dólares, y juntaron nada menos que 10 millones desde 69 mil personas.
El concepto de Crowdfunding está hoy estrechamente relacionado con la donación o apoyo a los proyectos, es decir, quien aporta dinero a través de esta plataforma, está haciendo un donativo directo o una compra anticipada del producto en condiciones preferenciales.
Sólo recientemente el concepto comenzó a flexibilizarse para incluir también a las inversiones en startups a través de múltiples inversiones pequeñas, esto es, haciendo que quien aporta dinero se transforme en un inversor de la startup, obteniendo a cambio una parte de ella. Para este caso, el proceso ya no es tan simple de implementar: existen regulaciones legales que gobiernan una delicada relación de largo plazo; en la mayoría de los países no está permitido comunicar abiertamente una oportunidad de inversión en empresas privadas; la información sensible de la startup corre riesgo de ser accedida por la competencia; sabiendo que solo el 20% de las startups terminan resultando exitosas, podría darse una importante frustración por parte de los inversores que no están familiarizados con las startups aún cuando ahora tengan acceso a invertir en ellas.
Por el lado positivo, estas nuevas alternativas permiten multiplicar las fuentes de financiamiento para los emprendedores, mediante la inclusión de un público que antes no tenía forma de invertir en startups. Para el inversor, que ahora podrá elegir directamente en qué emprendimientos invertir, se hace más democrático y más simple participar en oportunidades que antes sólo estaban reservadas para los administradores de fondos de Venture Capital.
Dentro de esta tendencia, se pueden distinguir dos tipos de enfoques: aquel que funciona como Crowdfunding para inversiones, y los fondos de Venture Capital online.
El Crowdfunding para inversiones funciona generalmente como un lugar de encuentro entre los inversores y los emprendimientos, en donde los primeros financian a los segundos. Cada uno carga su perfil y sale a buscar a su “media naranja”. Algunos proyectos consiguen el financiamiento buscado, y otros no.
Los fondos de Venture Capital online funcionan igual que los fondos tradicionales haciendo screening, selección, inversión y monitoreo de los emprendimientos, pero utiliza una plataforma online para canalizar las reservas y aportes de los múltiples inversores.
Tardará algún tiempo hasta que estos modelos, y otros que aparecerán en breve, se consoliden y generen tracción en el mercado. Pero mientras tanto estamos siendo testigos de una revolución en la industria de las inversiones de Capital de Riesgo que, a pesar de haber impulsado a las empresas tecnológicas más impresionantes de la historia, se han mantenido casi sin cambios por más de medio siglo.
Más allá de los instrumentos de inversión bursátil y de papel privado de deuda, también existen opciones que pueden dar buenos rendimientos. Un ejemplo son los fondos de capital privado, que son inversiones en activos no financieros, también llamados de capital de riesgo o venture capital. La Asociación Mexicana de Capital Privado (Amexcap), organismo que los agrupa, también los denomina fondos de capital emprendedor.
Una gran cantidad de aceleradores e incubadoras han aparecido en todo el mundo, siguiendo los pasos del pionero en aceleración Y Combinator . Y América Latina no es la excepción, con organizaciones como Wayra , NXTP Labs , itBAF y 21212 . Parece ser que el enfoque de Cygnus es usar como fuente de muchas de sus inversiones los portafolios de las aceleradoras locales, sobre todo a juzgar por las startups que ya han escogido.