Hombre prevenido vale por dos
Los mercados cayeron entre un 7% (S&P 500) y un 10% (Nasdaq) en la primera semana de septiembre. Las empresas que hasta ayer nomás eran las grandes ganadoras de la pandemia como Zoom, Apple y Amazon perdieron 24%, 15% y 11% respectivamente. Y ni hablar de Tesla, la gran ganadora de los últimos meses, que perdió un 33% (equivalente a lo que vale toda la petrolera Exxon) marcando un nuevo récord: su fundador, Elon Musk, perdió 16 mil millones en solo un día, la mayor marca que se haya registrado desde que se hacen los seguimientos de las fortunas personales según el medio especializado Bloomberg.
Pero, entonces, si las acciones de Amazon, Zoom, Apple, Tesla, bajaron tanto… ¿significa que ya dejaron de ser buenas empresas? Para nada. Estas empresas son excelentes y nada ha cambiado en la última semana. Pero sus acciones estaban “caras” hasta que, un día cualquiera, no hubo nada que les impida bajar un poco. ¿Ya se volvieron “baratas”? Definitivamente no. Todavía siguen estando “caras” por tanto pueden seguir bajando mucho más hasta alcanzar los valores que ellas mismas suelen tener en períodos normales.
Sin embargo (en las inversiones siempre hay un “sin embargo”) también pueden subir (de hecho hubo un rebote posterior a estos sucesos). Las subas y bajas de las acciones en el corto plazo responden más a las emociones de los inversores que al desempeño de las empresas. Entonces, ¿cómo anticiparse a las emociones de los inversores para invertir correctamente? Prepárese para la respuesta: NO SE PUEDE. Tal es así, que buscar anticiparse a las emociones de los inversores no se llama “inversión” sino lisa y llanamente “especulación”.
El problema de la especulación es que se basa principalmente en el azar. No existe ningún análisis lógico/matemático/financiero/económico que nos pueda decir lo que va a pasar mañana con el precio de las acciones, por tanto uno puede ganar o perder, y ni siquiera saber bien porqué, aunque posteriormente se encuentren un sinfín de justificaciones para lo que pasó (Bill Gates dijo en 2019 que “los economistas todavía están discutiendo qué fue lo que provocó la crisis del 2008”).
Lo que sí podemos saber es que los mercados de acciones han subido mucho últimamente, incluso mucho más de lo que parecería razonable hasta volverse “caros”.
¿Cómo se mide lo “caro” del mercado? Comparándolo con el “valor de la economía” que, en teoría, representa. Cuanto mayor sea la brecha entre el valor y su precio, más “caro” se vuelve el mercado. Este es el indicador que utiliza Warren Buffett para entender en qué parte del ciclo estamos y se calcula como la relación entre la Capitalización Total del Mercado y el Producto Bruto Interno.
Al día de hoy, esta relación está alrededor del 180%, es decir, un 20% más “caro” que en el pico de la burbuja “.com”.
A continuación puede ver un gráfico que muestra esta relación desde 1970 hasta hoy. La línea recta verde indica el nivel promedio.

Si analizamos acciones particulares tenemos que, hasta hace 10 días, las acciones de Tesla habían acumulado una suba de 1.000% en el último año, mientras que las ventas de la compañía crecieron solo un 3% en el mismo período. También, las acciones de Apple -la compañía más grande de la bolsa de Nueva York- habían crecido un 160%, mientras que sus ventas solo un 5,7% durante el mismo período.
Después de tantas subas sin motivos evidentes, pueden venir bajas sin motivos evidentes, y eso sería normal (es lo que se conoce como Regresión a la Media). Un inversor puede perder dinero invirtiendo en compañías excelentes si compra a precios demasiados altos. Por eso, es conveniente estar siempre preparado para los posibles escenarios.
¿Cómo podemos protegernos ante posibles bajas?
Cualquier jugada por intentar anticiparse a una baja en los mercados, no es ni “protección” ni “cobertura”, ni es ser “conservador”, sino, como mencionamos antes, lisa y llanamente “especulación”. Nadie puede saber cuándo van a bajar los mercados, ni con qué rapidez, ni con qué profundidad ni cuánto puede durar una baja, por tanto quien quiera jugar a adivinar cualquiera de esas variables no está invirtiendo ni protegiéndose, sino simplemente está especulando con la esperanza que el azar se vuelque, en algún momento, a su favor. Peor aún, con la especulación se puede perder más dinero que el que se quiere proteger.
La forma más efectiva de protegerse, cubrirse y hasta ganar cuando los mercados bajan es una de las más antiguas que existen, pero muy pocos inversores entienden su valor. Por eso, a continuación la analizamos con más detalle.
El Arca de Noe
En el relato bíblico del Arca de Noé (no se asuste, este no es un artículo religioso sino que quiero hacer aquí una analogía), Noé construyó una embarcación para salvar a su familia y a distintas especies animales del diluvio universal.
Noé inició la construcción mucho antes que el diluvio se asomara, en medio del descreimiento de las personas y cuando el clima no mostraba ninguna señal de peligro. Cuando el diluvio llegó, no hubo tiempo para reaccionar. Solo quien ya estaba preparado pudo salvarse.
En el mundo de las inversiones, también aparecen diluvios. Aunque no hay ningún dios que las anuncie, es esperable que aparezcan de cuando en cuando. Así llegó el crash de 1973, el lunes negro de 1987, la crisis “.com” del año 2000, la crisis inmobiliaria de 2008; y solo quienes estuvieron preparados resultaron ser los grandes ganadores.
Por eso, en la carta que Warren Buffett escribió a sus inversores el 25 de Febrero de 2017 explicó:
“Aproximadamente en cada década, nubes negras taparán los cielos económicos y por un breve período lloverá oro. Cuando esto ocurra, saldremos a juntarlo con fuentones, y no con cucharitas té”
Warren Buffett en la página 4 de la carta a inversores.
Esos “fuentones” son los más USD 100 mil millones que tiene preparados para el momento en que caigan fuerte los mercados. Buffett conserva este dinero ante el descreimiento del resto de los inversores: las acciones de su compañía Berkshire vienen perdiendo 5% en lo que va del año, a contramano del boom que viven las empresas de moda. Esto es porque hoy muchos inversores subestiman el valor del dinero que hoy ocupa una gran parte de la cartera de Berkshire.
Pero entonces, ¿Cuánto vale el dinero? Alguno podría pensar que USD 100 valen siempre USD 100. De hecho está escrito el número en el propio billete y eso no se borra aunque el poder de compra de ese billete se vea erosionado por la inflación. Pero en ciertas situaciones, esos mismos USD 100 pueden valer lo que el Arca de Noé en pleno diluvio. El valor del dinero cambia en función de la utilidad que le brinde a quien lo posee, y eso puede variar de una situación a la otra.
Existe un famoso dicho en las inversiones que dice “En épocas de bajas, el efectivo es el rey”, no solo porque no se ve afectado por ellas, sino además porque es el único capaz de aprovecharlas. Cuando Buffett menciona en su frase “…por un breve período lloverá oro” se refiere a que momentáneamente -aquí tampoco hay tiempo para prepararse si el diluvio ya arrancó- abundarán las oportunidad para comprar acciones de compañías excelentes a precios de oferta, por tanto el inversor estará frente a una de las pocas oportunidades de su vida, y no tendrá la necesidad (no depende del azar). Pero para ello, se necesita construir un arca (dinero) con paciencia antes del diluvio y muy pocos inversores logran ver o hacer eso. Por eso solo el 5% de los inversores le ganan a los mercados.
Por tanto, el dinero no vale por la cifra que figura en la cuenta bancaria sino por su capacidad de aprovechar oportunidades en caso que los mercados cambien de dirección. “Hombre prevenido, vale por dos”, dicen. Y mucho más si quien tiene que tomar esas decisiones, ya atravesó por diluvios anteriormente: no vale lo mismo esos USD 100 en manos de mi vecino el verdulero, que en manos de Warren Buffett. Recuerde:
“Las oportunidades son un fenómeno subjetivo. Residen únicamente en la cabeza de los tomadores de decisiones”.
Conviene quedarse en liquido y esperar para invertir cual es el momento oportuno.
Sí, compartimos esa idea. Saludos.