La “niña bonita” de las inversiones
Estos días vienen siendo algo agitados para nosotros. De repente, nos encontramos participando intensivamente en una serie de eventos y reuniones destinadas a conectar a Argentina con inversores del resto del mundo, de cara a las oportunidades que se estarán presentando en los próximos años, y de eso quisiera comentarles hoy. Argentina está en un […]
Por Sebastian Ortega

Estos días vienen siendo algo agitados para nosotros. De repente, nos encontramos participando intensivamente en una serie de eventos y reuniones destinadas a conectar a Argentina con inversores del resto del mundo, de cara a las oportunidades que se estarán presentando en los próximos años, y de eso quisiera comentarles hoy.

Argentina está en un proceso de apertura al mundo. En un misma semana, estuvimos presentes en una reunión en donde el Estado nacional presentaba una propuesta para invertir en fondos de inversión que apostaran a emprendimientos locales, luego estuvimos en una sesión privada con un fondo de inversión israelí (que maneja USD 1.200 millones) interesado en invertir en el mercado argentino, y ayer estuvimos en el panel de inversión de Red Innova en donde se habló específicamente de la nueva Ley PyME, la nueva Ley de Emprendedores, y la nueva Ley de Mercado de Capitales. Claramente, algo está pasando en esta parte del mundo.

Un punto curioso se dio en cierre del panel de Red Innova cuando se nos preguntó qué título podríamos sugerir para el mismo panel si se repitiera el año próximo, imaginando que para entonces, el país hubiera recibido una cantidad abundante de inversiones. Yo, a modo de juego, propuse Argentina: ¿una burbuja a punto de estallar?”. La idea era jugar un poco con una situación que es deseada por nosotros como inversores (me refiero a las inversiones, no a una burbuja), como por todo el resto de los argentinos que queremos que las cosas vayan bien y el mundo nos acompañe. Sin embargo, más allá de la broma, había un trasfondo de reclamo de prudencia en aquel título que sugerimos, que vienen de las recomendaciones de los más sabios inversores del mundo. Pero antes de decirle qué es, le comparto una idea que va a servir para entenderlo mejor.

Antes de subir al panel, había visto en LinkedIn una placa anónima que decía: – “¿Cuál es el secreto de su éxito?” – ”Tomar buenas decisiones”. -”¿Cómo llegó a tomar buenas decisiones?” -”Experiencia”. “Cómo llegó a tener experiencia” – “Tomando malas decisiones”. De alguna forma, esto ilustra en forma simpática los distintos grados de madurez o experiencia que tienen las empresas (y las personas) en su vida. Hoy, en Argentina hay empresas que ya están listas para crecer en cuanto reciban el capital que necesitan, y hay otras que todavía están en la etapa de aprender. Eso es normal acá y en cualquier otra parte del mundo.

Pero volviendo a la pregunta inicial. ¿Qué pasaría si Argentina recibe un enorme flujo de inversiones de repente?. Bueno, si después de dar financiamiento a todas las empresas que estaban bien preparadas para recibirlo, el dinero sigue sobrando, es posible que ese dinero de excedente termine en manos de empresas que estén aún en etapa de aprendizaje (las que todavía están tomando malas decisiones según el chiste). Y si sigue sobrando, llegará a las que estén menos preparadas que las que están en etapa de aprendizaje… y así siguiendo hasta que el dinero se acabe o se empiecen a ver los resultados.

Este razonamiento está basado en lo que pasó en el año 2000 cuando había muchas empresas que crecían gracias a que tenían un modelo de negocio basado en tecnología, y los inversores comenzaron a invertir en ese sector sin discriminar cuáles eran las empresas que estaban mejor posicionadas para crecer y cuáles no, pero seguían invirtiendo con la idea de que las empresas “.com” eran la “niña bonita” (la preferida) de los inversores. A pesar que tanto fervor derivó luego en una crisis, para el 2007 se había vuelto a crear otra burbuja. Esta vez, la “niña bonita” era el mercado inmobiliario creciente en los Estados Unidos. Los bancos primero le prestaban dinero a sus clientes de siempre, pero cuando se les agotó ese mercado, comenzaron a prestarle a personas que no conocían y además eran muy riesgosas. A estos nuevos clientes de calidad inferior los llamaron “Sub-Prime” (como diría un amigo, no existen cosas “malas” sino “casi buenas”).

En ambos casos, existió una muy buena razón para que el sector se convirtiera en el favorito de los inversores. Hubo muchas empresas “.com” que sí terminaron convirtiéndose en aquello que prometían (las 5 empresas más grandes de hoy de la bolsa norteamericana – Apple, Google, Microsoft, Amazon y Facebook – son todas empresas tecnológicas) y también hubieron créditos de muy buena calidad durante el boom inmobiliario. El problema es que cuando hay mucho más dinero que buenas oportunidades, algunos inversores siguen apostando al sector sin discriminar lo bueno de lo “casi bueno” (como diría mi amigo), generando un efecto adverso en el largo plazo. Warren Buffett suele decir que “una burbuja se produce cuando existe una premisa razonable, cuyo entusiasmo se extiende a niveles mucho más allá de lo razonable”.

El lunes, en la Gala de Endeavor – una de las principales organizaciones de nivel internacional enfocadas en promover a los emprendimientos de alto impacto – el tema principal de conversación entre los asistentes fue el ferviente interés que está generando la Argentina en los inversores de todo el mundo. Era razonable: es un país con mucho talento emprendedor que durante años estuvo imposibilitado de poder alcanzar su máximo potencial. Todo sonaba bien, hasta que abrí los ojos a más no poder cuando uno de los asistentes de la Gala me dijo: “Y… hoy Argentina es la “niña bonita” de las inversiones”. De repente, todas las ideas de los párrafos anteriores se me pasaron por la mente en un abrir y cerrar de ojos. Por suerte, tenemos mucho espacio por delante para hacer las cosas bien y sacar a relucir lo mejor que tenemos. Los inversores podemos subirnos a eso eligiendo con prudencia. Espero que usted también pueda aprovecharlo.

Sobre el autor

Sebastian Ortega

Sebastian Ortega

CEO Grit Invest

Doctor en Dirección de Empresas y Máster en Dirección de Empresas de la Universidad del CEMA, con especialización en Fusiones y Adquisiciones en la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard (EE.UU.) y especialización en Value Investing en la Escuela de Negocios de la Universidad de Columbia (EE.UU.)
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