Hace apenas unos días, el mejor inversor del mundo, Warren Buffett, dedicó un discurso a los nuevos inversores para prevenirlos: “Invertir… no es tan fácil como parece”, mostrando cómo a pesar de la revolución que generó la invención del automóvil a principios del siglo pasado, la mayoría de los inversores perdieron dinero apostando a las empresas que los fabricaban. Parece insólito, ¿no? Puede leer más aquí.
Lo mismo sucedió con la invención de los aviones, más tarde con la aparición de computadoras personales en los ‘80, luego con internet y las empresas “.com” en los ‘90, y se presume que algo así sucederá con la revolución actual: las criptomonedas. Cada nueva generación de inversores tiende a repetir los mismos errores de las generaciones anteriores.
Por eso, minutos después del discurso, un inversor le preguntó a Buffett: “¿Qué piensa sobre las nuevas aplicaciones para comprar y vender acciones como RobinHood?”
Por si usted no lo sabía -tal vez usted no viva en ninguno de los países donde está disponible-, la aplicación financiera RobinHood fue la más descargada de internet de los últimos tiempos, superando a las ultra-populares TikTok o Instagram. Es la preferida por la nueva generación de inversores. No solo es gratuita (no cobra comisión) sino que además brinda una experiencia tan divertida que hasta lo felicita con confetis animados cada vez que usted compra una acción.
Sin embargo, el Oráculo de Omaha volvió a “aguar la fiesta” con su respuesta diciendo que “fomenta las conductas tipo ‘casino’ en el mercado de valores”, haciendo referencia a que sus usuarios la usan más con el fin de entretenerse que de ganar dinero.
¿Por qué utilizó Buffett la palabra “casino”? Bueno, como usted seguramente sabe, los juegos de los casinos están diseñados para que un jugador pueda ganar dinero de cuando en cuando pero, a la larga, la mayoría de ellos pierde. Aquí le comparto un artículo del sitio financiero Investopedia donde explica el mecanismo. En el largo plazo, el único que gana es el dueño del casino.
Por supuesto, no hay nada de malo en ir al casino -de hecho, son muy populares en todo el mundo-, ni tampoco en usar una aplicación financiera como diversión. El problema aparece cuando se acude a ellas con la ilusión de ganar dinero para cumplir objetivos económicos personales, y termina ocurriendo todo lo contrario.
Por ejemplo: quienes “juegan” a comprar y vender acciones intentando adivinar cuáles son las que más van a subir, tienen un 99% de probabilidades de perder dinero a lo largo del tiempo. Sí, así como lo lee: se gana de cuando en cuando, pero a la larga casi todos pierden sistemáticamente (solo 1 de cada 100 personas gana), tal como ocurre en el casino. Acá le comparto un artículo del sitio de educación financiera TradeCity en donde puede encontrar más información.
En el casino, al menos, los participantes se llaman “jugadores” y la mayoría entiende que va allí para jugar. En el mercado de valores, muchos participantes se auto-denominan “inversores” pensando que lograrán el éxito de Warrren Buffett, pero terminan comportándose como “jugadores” – tal vez por desconocimiento, ingenuidad o por ceder a sus impulsos-, obteniendo así resultados incluso peores a los que conseguiría en un verdadero casino.
Al respecto, Charlie Munger, socio de Warren Buffett, dijo que “Lo que está mal es que estas empresas lucren con la ilusión, la esperanza y los miedos de quienes necesitan ese dinero y no son conscientes de lo que hacen”.
La mayoría de los inversores que han logrado retornos extraordinarios a lo largo del tiempo, han sabido invertir en compañías de buena calidad cuando se encontraban “baratas”, y luego las mantuvieron por muchos años a pesar de las alzas y bajas de los mercados. Por ejemplo, Warren Buffett compró acciones de Coca-Cola en la crisis bursátil de 1987, y aún las conserva -no vendió ni una sola acción- luego de 33 años.
Mientras tanto, el inversor menos experimentado suele comprar y vender acciones varias veces por mes, por semana y hasta por día, basándose principalmente en los gráficos de precios o en alguna noticia/predicción, apurándose a comprar aquella que “está por subir”, pero cayendo sin querer en esa categoría de “jugadores de la bolsa” que tiene un 99% de chances de perder dinero.
Personalmente, esta diferencia me hace acordar a cuando uno maneja su auto en una autopista con mucho tráfico (se me viene la imagen de cuando conducía mi auto desde la ciudad de La Plata hasta Mar del Plata por la Ruta 2).
Allí nunca faltan los conductores que tienen mucha prisa y se van “colando” de carril en carril con movimientos bruscos y con cierto estrés, tratando de hacerse de un lugar en el carril que parece ir más rápido. Sin embargo, después de muchas maniobras riesgosas, el apurado conductor termina detrás de quien se mantuvo tranquilo en un mismo carril.
En el último tiempo se han realizado diversos estudios sobre los rendimientos que consiguen los inversores de RobinHood (hoy, esta aplicación es sinónimo del “nuevo inversor” o “nueva generación de inversores”). Al respecto, el medio especializado Bloomberg compiló resultados de varios de ellos mostrando que efectivamente hay mucho de diversión allí, pero muy malos resultados económicos.
La propia Cathie Wood, creadora de los fondos de inversión que son furor en Wall Street (hablamos de ella unas semanas atrás), viene perdiendo un 35% en estos últimos 3 meses a pesar de ser una “experta” en comprar y vender acciones de empresas de alto potencial. Mantener dinero en efectivo bajo el colchón, hubiera sido una estrategia mucho más rentable y tranquila que haber seguido la estresate tarea de estos “gurús”.
Comprar acciones nunca fue tan fácil como en la actualidad. Sin embargo, saber qué comprar, cuándo comprar y tener paciencia para ver los resultados, sigue siendo una tarea compleja que requiere conocimiento, práctica y un gran control de las emociones. Esto, es justamente lo que transmitió Warren Buffett con su respuesta.
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