Realmente me entusiasma ser testigo de la fascinante revolución que se está gestando en el mundo de las finanzas. Como todo gran cambio, éste también está llegando con algo de resistencia, pero, al mismo tiempo, trae consigo una de esas grandes oportunidades que solo aparecen cada 10 o 15 años, como cuando irrumpieron las computadoras personales en los ‘80 o Internet en los ‘90. Sin embargo, muchos de los eventos que transformaron nuestras vidas, pasaron de largo sin dejar ganancias para los inversores. Por eso, hoy traemos los consejos de quienes han sabido aprovechar estas revoluciones exitosamente para que tome nota.
Resulta que Facebook acaba de anunciar el lanzamiento de su propia criptomoneda llamada Libra y su propia red de pagos mediante la cual usted podrá pagar un café o hacer transferencias internacionales casi sin comisiones. A diferencia del bitcoin, la Libra tendrá un respaldo de activos de baja volatilidad como monedas tradicionales, bonos, etc. Escuché una buena frase por ahí: “Si el bitcoin es el oro digital, entonces la Libra será el dólar digital”.
Los socios de Facebook en este nuevo emprendimiento son nada menos que Visa, Mastercard, Coinbase, PayPal (el director del proyecto es el ex-presidente de PayPal), Uber e eBay. Puede ver más detalles aquí.
Hace décadas que la tecnología viene avasallando a los negocios tradicionales. Ofrecen servicios que antes eran impensados, muy superiores en calidad/velocidad/confiabilidad y al mismo tiempo más baratos. Los negocios tradicionales simplemente no pueden competir, no llegan a adaptarse, y cuando intentan hacerlo, no cuentan con el poderío tecnológico necesario ni siquiera para sobrevivir. Así como Amazon comenzó vendiendo libros y hoy es el responsable de la desaparición de las grandes cadenas minoristas estadounidenses (hoy concentra más del 50% de todas las ventas online de USA), Facebook comenzó siendo una red social que hoy aspira a quedarse con el negocio de los grandes bancos. Chances no le faltan:
- El banco más grande de Estados Unidos, Wells Fargo, fue fundado en 1852 y cuenta con 70 millones de clientes, más de 8.000 sucursales y 13.000 cajeros automáticos. Tiene un valor de mercado de USD 200 mil millones.
- Facebook nació en el año 2004 (152 años después) cuenta con 2.38 mil millones de usuarios activos y 90 millones de pequeños negocios; con sus servicios financieros apunta a alcanzar 1.7 mil millones de personas, ¡24 veces más que Wells Fargo! no tiene costos de sucursales ni cajeros automáticos, simplemente porque no los tiene. Tiene un valor de mercado de USD 535 mil millones (es dos veces más valioso que el banco más grande de USA). Encima, el lugar en donde estos titanes se batirán a duelo es en el teléfono celular de usted, y en esta “cancha” los bancos tienen la batalla perdida desde el arranque: recuerde que Facebook no es solo Facebook, sino que viene en patota: WhatsApp e Instagram son de él.
Pero esta batalla no es contra Wells Fargo (solo lo usé para poner la situación en perspectiva), sino contra todas las entidades financieras del sistema, porque es una batalla CONTRA EL PROPIO SISTEMA FINANCIERO ACTUAL.
¿Cómo podría un banco transformarse al punto de tener mejor alcance y mejor capital tecnológico que quieres ahora son las empresas más grandes y avanzadas del mundo? Simplemente no pueden. Ya son grandes y pesados elefantes. Aún si los bancos pudieran crear su propia criptomoneda (como JP Morgan creó la JPM Coin para transacciones entre bancos) no podrían nunca llegar a estar presentes en la cantidad de teléfonos en que está Facebook.
Tampoco pudo Blockbuster cuando apareció Netflix, ni Kodak cuando aparecieron las fotos digitales y las cámaras en los teléfonos. Tal vez los bancos puedan concentrarse en otros servicios como cuando las compañías telefónicas dejaron de vender minutos de llamada, roaming y SMS porque apareció Skype y WhatsApp (este último,insisto, hoy es de Facebook.
Los bancos vienen sintiendo la amenaza desde hace algún tiempo. En el año 2015, el presidente del BBVA, Francisco González, describió el proceso de transformación del banco y declaró: “En el futuro, el BBVA será una empresa de software” y el célebre Jamie Dimon, director ejecutivo del JP Morgan, escribió una carta dirigida a sus accionistas donde decía: “Silicon Valley se nos está acercando” en referencia a las nuevas empresas tecnológicas que buscaban competir con ellos.
En el resto del mundo, la cosa está todavía más avanzada. En China, los principales medios de pago y transferencias son los de Alibaba y WeChat. En Rusia está Yandex (el Google Ruso) que provee el servicio de pagos y transferencias más práctico y barato del país. En Argentina recién ahora se está empezando a popularizar MercadoPago para pagos más tradicionales como el combustible. Pero ninguno de éstos está utilizando la tecnología blockchain, que es aquella en la que se basa la red Bitcoin. En ésto (masivo + medios de pago/transferencias + blockchain), Facebook busca la delantera, desde el arranque, en la carrera por el dominio de los servicios financieros a nivel global, como Amazon en el ‘99 con el comercio electrónico.
Una revolución no significa ganancia
En un artículo anterior compartimos una entrevista a Jeff Bezos, fundador de Amazon, realizada en el año 1999 donde aseguraba que si bien era muy fácil predecir que muchas empresas valdrían miles de millones después de una revolución (PC en los ‘80, Internet en los ‘90), era muy difícil saber cuáles empresas serían finalmente las ganadoras. Pero daba un consejo para los inversores: “Si nos enfocamos obsesivamente en la experiencia del cliente, tendremos más chances de estar entre ellas… y los inversores deberían buscar eso también”. Exactamente 20 años después, Amazon se convertiría en una de las empresas más valiosas del mundo y Jeff Bezos en el hombre más rico de la historia moderna.
En ese mismo año 1999 (plena burbuja “.com”), Warren Buffett escribió un artículo en la revista Fortune que luego se volvería histórico por haber predicho allí la crisis que luego sucedió, los cambios en las tasas de interés y los rendimientos que tendrían los mercados en los años que vendrían. Su descripción fue tan precisa, tal clara, y tan bien razonada, que rápidamente se ganó el título de “Oráculo de Omaha”. Pero además, en el artículo hizo referencia a dos revoluciones anteriores en donde los inversores salieron perdiendo dinero: la de los autos y la de los aviones.
Allí dijo: “Tengo conmigo un catálogo con información de 2.000 fabricantes de autos que existieron en Estados Unidos, en una industria que tuvo un enorme impacto en nuestras vidas. Si usted supo reconocer esta revolución tempranamente, hubiera dicho: ‘¡Éste es el camino para ser rico!’ Pero, ¿qué logramos para los 90? De las 2.000, solo quedaron 3 compañías y no fueron ninguna fiesta para los inversores.
Y continuó: “A veces, en una revolución es más fácil detectar a los perdedores. Lamento que mis padres no hayan apostado a la baja del precio de los caballos… ¡hubieran hecho una fortuna!” dice a modo de broma y continúa: “Nadie duda del impacto de los aviones como medio de transporte. Tengo también una lista de 129 compañías aéreas que terminaron en bancarrota en los últimos 20 años. ¿Sabe cuánto dinero se ha ganado invirtiendo en compañías aéreas? Absolutamente cero!” y remata: “Pero le diré lo único que el inversor debe saber: la clave de las inversiones no es acertar cuánto va a crecer una industria, ni cómo va a afectar a nuestra sociedad, sino determinar cuál es la ventaja competitiva de una determinada compañía y por cuánto tiempo la puede mantener”.
Hoy estamos en el inicio de una revolución en el mundo de las finanzas (Sí, creo que recién ahora está arrancando todo aunque ya hayan pasado más de 5 años desde que hicimos la primera inversión en Ripio, dedicada a la innovación financiera basada en blockchain– anticipándonos justamente a estos mismos cambios). Las empresas tecnológicas como Microsoft, Apple, Amazon, Google y Facebook han ganado muchísimo poder, y se están extendiendo a otros negocios. No hay ninguna fórmula que determine quién será la empresa ganadora. Tal vez Facebook o tal vez alguna otra empresa que hoy todavía no nació. Pero con las recomendaciones de Bezos y Buffett, el inversor puede:
- Invertir en aquellas empresas que ofrezcan la mejor experiencia a sus usuarios.
- Invertir en aquellas empresas que tengan alguna (otra) ventaja con respecto a las demás y que puedan mantener esa ventaja por largo tiempo.
- Apostar a la baja al conjunto de empresas que no pueden adecuarse a tiempo a esta revolución (o al menos no invertir en ellas) como bancos minoristas, procesadores de pago tradicionales, etc. Quién sabe… tal vez algún día sea creado el “Índice de Muertos por Facebook” en relación a las empresas golpeadas por esta revolución, tal como pasa hoy con Amazon.
Pero si algo podemos aprender de la historia es que en ningún caso suena inteligente invertir en una empresa por el solo hecho de tener la palabra “Cripto” en su nombre o sus acciones suban de precio vertiginosamente por hacer alguna cosa en esta industria. Aún una revolución evidente que transforma dramáticamente nuestras vidas, puede no ser un buen negocio para el inversor desprevenido. Hoy, todavía tiene tiempo de prepararse para lo que vendrá, así que le deseo que pueda sacar el mejor provecho de ello, y pueda disfrutar de este momento histórico, tal como lo disfruto yo!
Super interesante el post!!!
Informe apropiado en tiempo oportuno. Gracias
Muchas gracias Roberto! Saludos!
excelente.