Snapchat es la aplicación que se hizo conocida por introducir una forma curiosa de comunicarse: enviar fotos y videos que se “auto-destruyen”, es decir, contenido efímero, perecedero. Algo completamente novedoso hasta hace unos años. Este sistema fue tan exitoso entre los jóvenes que la empresa rápidamente hizo su aparición en la bolsa de valores. Lo que ocurrió después, fue algo más que irónico para la compañía que utiliza el logo de fantasma: el valor de sus acciones se desvaneció por completo apenas después de su aparición… cualquier similitud con el auto-borrado de sus fotos, es pura coincidencia.
El jueves pasado las acciones de Snap (creadora de Snapchat) crecieron un 44% en su primer día de cotización en Nueva York, y un 10% adicional al día siguiente, llegando a valer cerca de USD 38 mil millones, esto es, casi 4 veces el valor de Twitter.
La empresa nació por Septiembre del año 2011, apenas poco más de 5 años, con un financiamiento de USD 485.000. En Febrero del año 2013, se conoció que la empresa llegó a valer USD 13.5 millones, en Julio de ese mismo año USD 860 millones, y 4 meses más tarde recibió dos ofertas de compra: Facebook quiso comprarla por USD 3.000 millones, y Google por USD 4.000 millones. No conozco muchos casos de empresas que hayan incrementado su valor un 30.000% en 9 meses. Bueno, para ser preciso, ningún otro… ni siquiera durante la burbuja “.com” del año 2000. Es comprensible entonces que los inversores se sientan más entusiasmados que nunca. En medio de tanta euforia, no resulta para nada exagerado una subida del 44% en su primer día en comparación con el crecimiento del 109% que logró LinkedIn en la jornada de su debut bursátil.
¿Cómo puede ser entonces que la acción de Snap haya perdido un 25% en apenas 2 días inmediatamente después de haber logrado cifras pocas veces vistas, destruyendo así casi toda la subida previa? ¿Qué fue lo que cambió en forma tan repentina? Le adelanto la respuesta: nada!
Sucede que las personas suelen cambiar de ánimo mucho más rápido que los fundamentos de las empresas. Desde el primer momento en que salió a cotizar en la bolsa, Snap presentaba un tremendo potencial y también importantes riesgos. Estos riesgos no fueron señalados por un periódico amarillista y apocalíptico, sino por la misma empresa. Entre ellos:
- Los competidores (Facebook, Google, etc.) tienen más usuarios y más recursos.
- Los principales usuarios (personas de entre 18 y 24 años) no son leales a las marcas o a las empresas. Pueden dejar de usar Snap muy rápidamente en favor de otra aplicación.
- La compañía no genera ganancias, y tal vez no las genere por mucho tiempo.
Si todo esto se sabía antes que la empresa saliera a cotizar en la bolsa… ¿cómo puede ser posible que haya subido un 50% entre jueves y viernes?
La explicación no la va a encontrar en la razón sino en la psicología de los inversores: durante los 2 primeros días, los inversores estuvieron enfocados en los aspectos positivos de la empresa compitiendo entre sí por ver quién sería capaz de adquirir más acciones. Esto, naturalmente, eleva el precio de la acción. Pero usted y yo sabemos que “Los árboles no crecen hasta el cielo, y las acciones tampoco” como recuerda el viejo dicho, entonces, cuando la tendencia comenzó a perder fuerza, los inversores empezaron a preguntarse si tal vez no habían llegado demasiado lejos con el precio. De manera inmediata, los inversores pusieron foco en todos los factores de riesgo y la acción perdió más del 10% en cada uno de los siguientes 2 días sin haber mediado ninguna noticia relevante sobre la empresa.
Le comparto algo. Durante este último fin de semana, luego que la acción había llegado a ganar un 50% aún con todos los factores de riesgo en contra, evalué la posibilidad de “shortear” la acción (apostar a la baja para obtener ganancias en la misma proporción en que la acción baja) a primera hora del lunes. La idea tenía mucho sentido al punto que la sometimos a discusión con el resto del equipo en la oficina. Hubo una única razón por la cual no terminamos implementando la idea: el mercado es a veces tan irracional que la acción de Snap podría haber subido otro 50% aunque eso vaya en contra de toda lógica, y eso hubiera implicado poner en riesgo capital aunque la apuesta a la baja tenga absoluto sentido. Finalmente, la acción de Snap se desplomó y quienes apostaron a la baja ganaron un 25% en 2 días. Aún así, no hubo ningún tipo de arrepentimiento de nuestra parte. Nosotros tomamos una decisión con prudencia. Fuimos prudentes al evaluar el riesgo que implicaba una suba fuera de toda lógica. La calidad de las decisiones no se juzgan por el resultado, sino por el grado de razonabilidad que tiene la decisión con los datos con los que se cuenta en ese momento. Esto último se lo conoce como “Sesgo de resultado” y lo tratamos en una interesante discusión de inversión hace unos meses. Lo importante es seguir respetando las dos reglas más importantes en el mundo de las inversiones según Warren Buffett:
Regla número 1) “No pierda dinero”,
Regla número 2) “No olvide la regla número 1”
Por último, si la acción de Snap se mantiene en estos niveles y sigue sin haber noticias relevantes… ¿Qué piensa que hará la acción mañana? ¿Subirá o bajará? Si nada cambia, todo dependerá del foco de los inversores: si los inversores están preocupados y leen noticias que resaltan los aspectos negativos, muy probablemente la acción baje, y viceversa. Esto es la consecuencia natural de otro sesgo cognitivo por el que nos vemos frecuentemente influenciados: “Sesgo de disponibilidad” que es la tendencia a poner énfasis en aquella información que es más fácil de evocar para nuestra memoria (si leemos muchas noticias negativas, veremos con mayor probabilidad que la acción baje). La acción sigue teniendo un gran potencial e importantes riesgos. En el corto plazo se moverá según las expectativas de los inversores, y en el largo, se adecuará a sus fundamentos. “El tiempo es amigo de los buenos negocios y enemigo de los mediocres”, Warren Buffett.
Bonus Track
El 1ro de Marzo se publicó en YouTube el documental sobre Warren Buffett que produjo HBO. Si puede entender inglés, le recomiendo enfáticamente que lo vea. Es la historia de un hombre que proviene de una familia de clase media que llegó a convertirse en el mejor de todos los tiempos y en el segundo hombre más rico del planeta detrás de Bill Gates. Se trata de una persona que prácticamente “planificó” ser rico, y lo fue haciendo paso a paso. Más allá de ser una historia real, el documental permite ver mucho de su filosofía, de su forma de vivir las inversiones, de su manera humilde de vivir, y de su decisión de devolverle casi toda su fortuna a la sociedad. Si puede hacerlo, le comparto el video aquí.
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