Parece una ironía del destino: quien fuera hasta hace poco la startup de mayor crecimiento en el mundo del comercio electrónico, se transformó en cenizas apenas meses después de llegar a valer casi USD 1.000 millones. ¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué nos importa?
Desde hace tiempo venimos siguiendo de cerca las novedades de la empresa de e-commerce de mayor crecimiento del mundo. Este sitio, que nació como una red social para hombres gays y cambió de foco para ofrecer ideas inspiradoras para el hogar y ventas, fue noticia por lograr su primer millón de usuarios en los primeros 5 meses desde que se la conoció con el nombre de Fab.com.
Detrás de Fab había un graduado de Stanford, que logró levantar unos USD 330 millones a lo largo del camino ascendente de la empresa. El dinero fue recolectado entre los más prestigiosos inversores de Estados Unidos, incluyendo al famoso fondo Andreessen-Horowitz (conocido por sus grandes inversiones en Twitter, Facebook, GroupOn, Instagram).
El crecimiento de Fab fue tan estruendoso que sirvió para que muchas empresas nacieran imitando su modelo alrededor del mundo, en particular, en el mercado europeo. Fab vió esto como una amenaza. Entonces decidió usar USD 100 millones, que había recibido como inversión, para comprar a estos incipientes competidores y así aprovechar a expandirse del otro lado del Atlántico. El problema fue que con esta movida sumaron mucha más gente a la empresa, y pasaron a ocuparse de más actividades… todas ellas deficitarias.
Una reciente publicación de la revista Business Insider, reprodujo las reflexiones del fundador de Fab ante el inminente derrumbe. Dijo así:
- Insistí en ir demasiado rápido.
- Permití perder nuestro foco.
- No construí disciplina para cuidar los costos ni seguir las métricas.
- Gasté demasiado en marketing antes de tener clara nuestra propuesta de valor.
- Permití sobre-invertir en Europa versus hacer crecer un equipo global desde el principio.
- No ví a tiempo la necesidad de re-encausarnos.
Hoy se rumorea que la empresa puede ser vendida por unos meros USD 15 millones. El 1,5% de lo que valía hace 2 años.
Esta situación nos recuerda lo vulnerables que son las empresas de alto potencial. Muchas veces se encuentran en situaciones nunca antes vividas por otras empresas y, por tanto, el éxito o el fracaso queda a merced de la capacidad de quienes la lideran. Ni siquiera una compañía como Fab estaba preparada para afrontar la velocidad de su propio crecimiento y lo perdió todo en el camino cuando pensaban que tenían el futuro comprado.
Hoy pienso: ¿Podría pasar lo mismo con Uber? ¿Fue ésta una inversión irracional por parte de los gurús de las startups? ¿Nos puede pasar lo mismo como inversores? Sobre lo de Uber, creo que es una empresa de alto riesgo, pero no están haciendo locuras: tienen metas ambiciosas y sus inversores son conscientes de ello (ver nota sobre las últimas inversiones en Uber). Sobre la irracionalidad de gurús como Andreessen-Horowitz, depende de cómo se lo mire: a simple vista, es fácil criticar a quienes invierten en empresas que no cuentan con un modelo sólido de ingresos pero, evidentemente, ellos están acostumbrados a inversiones así. De hecho, supieron logran excelentes retornos cuando Instagram fue vendida a Facebook. Sobre si nos puede pasar a nosotros… sin duda. A veces están dadas todas las condiciones, y aún así las empresas en crecimiento pueden dar giros inesperados… o mejor dicho, hay un porcentaje de empresas que van a dar un giro negativo, y eso lo estamos esperando, aunque no sepamos cuáles ni cuándo.
En el caso de Uber creo que la cosa es peor, claramente sus conductores están conduciendo ilegalmente. Cuando te subis a un Uber en San Francisco y le preguntas sobre si tienen seguros especiales, licencias, o como hacen para pagar impuestos (preguntas que les hice por curiosidad), no te saben responder. Ya hay ciudades y paises que lo están prohibiendo.