Hace una semana que venimos expectantes del impacto que pueden tener las recientes elecciones estadounidenses en los mercados globales. Las encuestadoras fallaron en predecir al ganador, y los analistas fallaron en predecir la reacción de los mercados en el “remoto” caso que ganara Trump. Nosotros, sin querer hacer predicción alguna, buscamos las oportunidades que el mercado nos presenta, y la cuestión en estos días es: ¿es momento de vender?
Tal como comentamos en el artículo “Cómo ganar cuando la mayoría empiece a perder”, el índice de referencia de los mercados estadounidenses (S&P 500) indica que sus empresas están 60% más caras que su promedio histórico. Las tasas de interés de la FED se siguen preparando para crecer, y el resto de las amenazas siguen allí latentes. Por eso, quisiera compartirle hoy algunos criterios de venta según sea la situación y la opinión del inversor que tomemos como referencia:
Si se tratara de una startup o cualquier otro tipo de empresa privada, las opciones para vender son limitadas ya que no hay un mercado en donde vender estas acciones. En este caso, las acciones se venden cuando la oportunidad se presenta. Sin embargo, dado que las empresas privadas no sufren los altibajos de los precios que hay en los mercados bursátiles, tampoco hay mucho espacio para estar pendiente de ello. Por ejemplo: ayer Globant (NYSE:GLOB) la empresa tecnológica argentina, cerró con un 10.93% de pérdida después de haber llegado a perder hasta un 21% en la primera media hora del día. Estos son movimientos de precios que no se dan en los casos de las empresas que están fuera de la bolsa, ya que la diferencia de precios se va haciendo evidente a lo largo de los meses o los años. Un inversor que se especialice en empresas privadas podría vender sus acciones en el caso que la empresa llegue a ser pública (que cotiza en la bolsa) ya que, aún cuando la empresa tenga potencial para seguir creciendo, este tipo de inversor buscará liquidar su inversión para volver a invertir en nuevas empresas privadas y así reiniciar el ciclo.
Si se tratara de una empresa que cotiza en la bolsa de valores, hay distintos criterios para decidir una venta:
- El “padre” de las Inversiones de Valor, Ben Graham, consideraba que había que comprar una acción cuando su precio de mercado se encontrara por debajo de su “valor intrínseco”, esto es, del precio que el inversor estimaba que valía. Luego, bastaba que el precio de mercado supere su “valor intrínseco” para deshacerse de la misma, según recomendaba Graham.
- Seth Klarman, que maneja unos USD 27.000 millones, considera que la decisión de vender es una de las más difíciles de tomar. Al igual que Graham, él considera que hay que comprar cuando una acción está por debajo que su “valor intrínseco”, pero vender… depende de cada inversor. Cuando una acción está por encima de su valor intrínseco, también podría seguir subiendo si tiene un futuro próspero. Es algo parecido a lo que pasa hoy en el mercado estadounidense. El hecho que las acciones estén caras, no implica que mañana vayan a bajar. Pueden seguir subiendo y volverse incluso más caras. También es cierto que en algún momento podrían volver a sus valores históricos (lo que hoy implicaría una baja del 37%). Acá depende de cada inversor el riesgo que está dispuesto a asumir. Klarman no da una fórmula para resolver esto.
- Warren Buffett es más contundente: dice que hay que vender cuando la empresa deja de tener un futuro próspero. Por ejemplo: si usted hubiera detectado en el pasado que Kodak estaba quedándose fuera de los cambios tecnológicos, tendría que haber vendido sin importar si su acción estaba cara o barata. Del mismo modo, si Coca Cola sigue manteniendo buenas perspectivas a futuro, habría que mantenerla aún si consideramos que sus acciones están caras (por encima de su “valor intrínseco”). Él es consciente que eso podría llevarlo a perder hasta un 50% en forma drástica cuando se presente una crisis, pero aún así, sigue manteniéndolas sin sentir ansiedades por los altibajos. De hecho, él dice: “A menos que puedas ver tus acciones caer un 50% sin entrar en pánico, no deberías invertir en el mercado de valores”. Pero entonces, ¿cuándo vendería Buffett una acción? Bueno, suena raro decirlo, pero la respuesta es “Nunca”. De hecho, él considera que comprar una acción con la intención de venderla, es como buscar tener sexo por una noche, mientras que él busca empresas con una mirada más parecida a la del matrimonio.
Esto me recuerda al momento en que un inversor le consulta al emprendedor por su estrategia de salida o venta de la empresa para recuperar el dinero invertido. Algunos emprendedores se ven tentados a dar una respuesta contundente para convencer al inversor de invertir en ellos: “Nuestra estrategia es vender la empresa en 15 veces el valor de hoy dentro de 5 años”. Sin embargo, es muy poco realista esperar que el emprendedor pueda saber la fecha y el precio en que se va a vender la empresa con tanta anticipación cuando todavía no sabe cuánto va a vender el próximo mes. Pero teme que el inversor no invierta si no recibe una respuesta firme sobre el plan. Su miedo tiene sentido: existen muchos inversores que toman distancia al no recibir una respuesta categórica y precisa, y por tanto no se concreta el acuerdo. Muchos inversores necesitan un “divorcio pre-acordado” para dar el paso. Por eso, el mejor acuerdo es aquel que une a un inversor y a un emprendedor cuando ambos están alineados en el mismo plan. Si el emprendedor no tiene claro cuándo ni cómo se va a vender la compañía, es mejor decirlo tal cual es, y sumar sólo a inversores que coinciden con él.
Antes de despedirme, quería compartir una última reflexión. Hace poco andaba por San Francisco, USA, y tuve la posibilidad de concretar un almuerzo con uno de los primeros inversores de PayPal (la empresa que permite hacer pagos online), que por entonces fue creada, entre otros, por Elon Musk (fundador luego de la automotriz Tesla y la empresa aeroespacial SpaceX). En el almuerzo, este inversor me contó que llevaba 18 años manteniendo sus acciones, aún cuando pudo haberlas vendido mucho antes ya que la empresa salió a cotizar en la bolsa de valores estadounidense hace 14 años. Sin dudarlo demasiado, le pregunté: “Pensaste alguna vez en venderlas?”, a lo que me contestó: -”¿Para qué? Si es la inversión que más satisfacción me trajo en mi vida” me decía mientras yo miraba una foto suya junto Barack Obama tomada el día en que el ahora saliente presidente fue a visitar al inversor a sus oficinas.
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