Probablemente, en algún momento de su vida, usted o alguna persona cercana a usted haya sido víctima de algún robo. En este caso, seguramente haya vivido un cúmulo de sensaciones similar a lo siguiente:
1. Entró en un estado de shock o parálisis donde incluso llegó a negarse a usted mismo lo ocurrido
2. Reaccionó con enojo y descontento por no haber podido evitar la pérdida
3. Repasó varias veces la situación en busca de las causas y los culpables
4. Entró en una negociación con usted mismo, entendiendo los pros y los contras, y buscó las posibles soluciones
5. Comenzó a sentir el dolor por las pérdidas sufridas
6. Finalmente, aceptó lo inevitable y siguió adelante con las pérdidas asumidas
¿Le suena familiar? Al menos éste es el modelo que Elisabeth Kübler-Ross describe en su libro Sobre la muerte y los moribundos [On death and dying].Para los que ya tenemos treinta y largos, este proceso se analizaba en relación a las pérdidas físicas (objetos, dinero), pero en estos tiempos empezaron a ocurrir una serie de hechos que afectan directamente a las personas sobre sus pertenencias intangibles.
La semana pasada se hizo público el robo de información crediticia de 143 millones de personas que guardaba Equifax. El incidente fue detectado el 29 de julio, y la empresa se tomó más un mes para anunciarlo. Para que tenga una idea de la sensibilidad de este hecho, Equifax (que, entre otras cosas, es dueña del famoso Veraz en Argentina) posee registros sobre su historial financiero (aunque usted mismo no lo sepa) y se lo facilita a determinadas empresas cada vez que usted solicita un nuevo préstamo, una nueva tarjeta de crédito, e incluso cuando quiere alquilar un inmueble o postularse a un nuevo trabajo.
Si bien este robo afecta principalmente a estadounidenses, la empresa creó un sitio para que cualquier persona pueda averiguar si sus datos han sido vulnerados. Puede hacer esta consulta desde www.equifaxsecurity2017.com (de hecho, si usted ha sido afectado y quiere iniciarle un juicio a la compañía por hasta USD 15.000, puede hacerlo de forma automática: un robot le gestionará el trámite, cortesía del sitio de gestión de demandas DoNotPay).
Este hecho tiene dos grandes implicancias para nosotros. En primer lugar, que la forma de “robar” tiene una nueva modalidad: hoy puede resultar más atractivo robar saldos e información sensible de internet (donde queda registrado cada paso que damos) que robar un portafolio de papeles o una billetera.
En segundo lugar, Equifax es una empresa que cotiza en la bolsa de valores; el día viernes 9 de septiembre, las acciones de Equifax (EFX) cayeron un 13.66%. Esto es una muy mala noticia para los inversores, no solo por este caso particular, sino porque a través del mismo se toma dimensión de que muchas de las empresas que cotizan también están expuestas a estos riesgos
Los robos virtuales más grandes de la historia
En septiembre de 2016, Yahoo reportó que había sufrido un robo de información de 500 millones de cuentas… en el 2014. Si, tardaron 2 años en dar a conocer ese “detalle”sobre un robo tres veces mayor al que ocurrió con Equifax. Pero peor aún, tres meses más tarde, anunciaron otro robo producido en 2013 que alcanzó a 1.000 millones de cuentas. Si, este robo tuvo el doble de afectados que el anterior (fue el más grande de la historia), y se produjo antes, pero se anunció después que el otro. Así de tranquilo puede quedarse usted en que le van a avisar si alguien roba sus datos.
Si quiere saber cuáles fueron los robos más grandes de la historia, a continuación le comparto el ranking.

Más allá de los riesgos inherentes a la tecnología, me queda una última inquietud: Equifax se tomó más de un mes para anunciar públicamente el robo. Entre la fecha del robo y la fecha del anuncio, tres altos ejecutivos, incluyendo al Director Financiero, vendieron acciones por un valor aproximado de USD 1.8 millones. Probablemente haya sido una desafortunada coincidencia… No creo que el Director Financiero haya usado información privilegiada para vender sus acciones antes que se genere un escándalo que haga desplomar su precio…
Por su parte, Yahoo se tomó hasta tres años para anunciar los mega-robos y, casualmente, lo hizo justo después de haber firmado su venta a Verizon en junio de 2016. Otra desafortunada coincidencia. No creo que los directivos hayan mantenido oculta una información que podría haber destruido su valor de mercado, para que el escándalo estalle luego de haber acordado el precio de venta con Verizon… Sería como vender un auto usado con el motor fundido, y avisarle al comprador después de haber fijado el precio. Me niego a creer que esto haya sido cuidadosamente planificado…
De todos modos, estas “desafortunadas coincidencias” me ayudan a pensar en los nuevos riesgos que enfrentamos con los avances tecnológicos. No me refiero a los avances en sí, sino a los problemas que tienen algunas empresas en incorporarlos adecuadamente. Mientras tanto, pienso en que me encantaría seguir escribiendo… ¡pero me acabo de acordar que tengo que salir urgente a cambiar la contraseña del home banking!
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