Durante las últimas semanas, las criptomonedas experimentaron fuertes bajas, con una marcada aceleración el día 19 de Mayo, marcando una caída total del 50% desde sus máximos históricos.
Los medios especializados describieron este evento como una “catástrofe” explicando los miles de millones de dólares que se perdieron en tan poco tiempo y los infortunios que sufrieron los inversores.
De hecho, todo eso fue cierto. En una sola semana, las criptomonedas perdieron más de USD 1 BILLÓN de capitalización de mercado y en un solo día, el 19 de mayo, 800.000 inversores perdieron todo o casi todo lo que tenían invertido cuando sus brokers les quitaron y les “remataron” sus activos. Si, leyó bien, en solo 24 horas, cerca de 1 millón de personas se vieron despojadas de todo lo que tenían en sus cuentas. ¿Qué pasó?
Resulta que las criptomonedas habían subido tanto, pero tanto en el último año, que muchas personas se entusiasmaron y le pidieron dinero prestado a su broker para comprar todas las que pudieran. Por supuesto, tarde o temprano había que devolver ese dinero.
Pero cuando los precios de las criptomonedas cayeron bruscamente, y había peligro que estas personas no pudieran devolver los préstamos, los brokers “remataron”/liquidaron/vendieron automáticamente los activos de estas personas para cobrarse de allí toda la deuda.
El gran problema fue que las criptomonedas habían perdido la mitad de su valor, por tanto las personas tuvieron que entregar dinero propio que les costó años ganar para pagar un préstamo a un broker en un abrir y cerrar de ojos.
Esto es algo así como cuando usted pide un crédito hipotecario (el banco le presta dinero para que usted compre su casa, pero la casa queda en garantía) y no puede pagarlo, entonces el banco se queda con su casa y la “remata” (la vende de urgencia al mejor postor, puede ser incluso a mitad de precio) para asegurarse de cobrar de allí lo que usted le debe. ¿Le resulta conocida esta historia? ¡Sí, acertó! Esta es la historia de la Crisis Inmobiliaria del 2008, la última gran crisis que ocurrió antes que comience el mercado alcista en el que nos encontramos hoy.
En solo 24 horas, más de 800.000 personas padecieron esta situación con sus inversiones en criptomonedas, perdiéndolo todo o casi todo. Hay historias de personas que habían vendido sus pertenencias para invertir en criptomonedas, y hoy tienen que comenzar a ahorrar desde cero para recomprar aquello que alguna vez tuvieron. Sí, la situación es delicada hasta de relatarla.
Sin embargo, ese mismo día fue visto como una oportunidad por otros inversores que, no solo no utilizaron dinero prestado para invertir, sino que incluso contaban con dinero en efectivo disponible para aprovechar posibles caídas. Esto es algo así como haber construido un “arca” para cuando aparezca un diluvio. Y un día el diluvio llegó.
Uno de estos inversores fue Ripio, empresa dedicada a las criptomonedas que forma parte de nuestro portafolio de inversiones, y que había reservado dinero sus “arcas” con anticipación. Su favorable posición financiera le permitió a Ripio comprar a su par brasileño BitcoinTrade unos meses atrás. Pero además le permitió contar con recursos disponibles para comprar Bitcoin y Ether luego de las caídas del 50%.
¿Se ve el contraste? La crisis de muchos fue la oportunidad de algunos. Mientras que 800.000 inversores perdieron todo o casi todo en una fracción de tiempo, Ripio invirtió USD 10 millones en criptomonedas a la hora exacta en que el bitcoin se encontraba a USD 35.000. Puede leer más en esta nota.
Incluso Ray Dalio, fundador de fondo de cobertura más grande del mundo, salió anunciar que compró bitcoins. “La paciencia no es inacción. Es esperar el momento justo”, escribimos hace 1 año atrás. A veces, las mejores inversiones requieren mucho tiempo de espera, para luego actuar en cuestión de minutos con una visión de largo plazo.
La misma razón de siempre
La historia de hoy es una de mis favoritas. Aún cuando se trata de la tecnología más revolucionaria de las últimas década, las criptomonedas, las fuerzas que impulsan a las personas actuar son las mismas que existieron siempre: codicia y miedo.
Cuando algo sube de precio, las personas no pueden resistir la tentación de participar aunque no entiendan mucho del tema, arriesgando hasta lo que no deberían arriesgar. Lo que a menudo se olvida, es que los inversores exitosos logran mantenerse “fuera de la fiesta” con envidiable paciencia.
Cuando ese algo baja de precio, el miedo impulsa a las personas a huir. Lo que a menudo se olvida, es que los inversores exitosos entran porque entienden que los precios están “baratos” y cuentan con una visión a largo plazo.
Paradójicamente, para volvernos mejores inversores no es tan importante saber más sobre finanzas, sino madurar emocionalmente. Lo primero lo resolvemos tomando un curso, lo segundo nos lleva toda la vida.
La esencia que diferencia a los inversores exitosos de los no exitosos, fue y seguirá siendo siempre lo mismo: el desarrollo emocional. Es algo que está ahí a la vista. Simplemente requiere de un poco de empeño para verlo.
0 Comments