Una de las mejores empresas (e inversiones) de los últimos 15 años fue Google. Su negocio y sus acciones crecieron en forma ininterrumpida. Sus gráficos se parecen a una escalera perfectamente diseñada: escalones firmes y parejos que van siempre hacia arriba. Su valor de mercado creció un 5.000% desde que salió a cotizar en la bolsa de valores.
Mirando su historia, resulta más que obvio que la compañía se merecía llegar hasta donde llegó. Pero el gran desafío fue detectar todo ese potencial en sus inicios, cuando todavía era poco conocida. Esto es un poco más complicado. Verá.
Todo comenzó en 1998, cuando dos estudiantes universitarios crearon una tecnología para buscar páginas de internet que resultó mucho más efectiva de lo esperado. Pero ese mismo año, los creadores intentaron venderla a Altavista (el buscador más famoso de aquella época) y a Yahoo (el portal de internet) por USD 1 millón (no, no hay ningún error en la cifra) para re-enfocarse en sus estudios.
Pero ni Altavista ni Yahoo tuvieron interés en comprarla. Así, Sergei Brin y Larry Page abandonaron sus estudios para dedicarse personalmente al desarrollo de esta nueva compañía llamada Google.
En el año 2002, Yahoo intentó comprar a Google por USD 3 mil millones. Pero los fundadores de Google pedían USD 5 mil millones. No hubo acuerdo y Yahoo se perdió de comprar a Google. Hoy Google vale casi 2 BILLONES de dólares, 400 veces más que lo que pedían los fundadores en 2002.
Tanto Altavista como Yahoo, ambos expertos en ese rubro, se perdieron de comprar en sus inicios a quien es hoy una de las compañías más valiosas del mundo. Lo curioso es que Yahoo terminó comprando a Altavista (que terminó en un fracaso) y Yahoo fue recientemente comprada por Verizon por menos de lo que valía Google en 2002 (Expertos tomando malas decisiones… ¿le suena familiar?)
A modo de anéctoda, la imagen de ilustración del artículo de hoy muestra un recorte del periódico Daily Mail del año 2000 con el titular: “Internet es tal vez una moda pasajera“. Esta también fue una predicción ligeramente equivocada de los expertos de aquella época.
Si estos expertos no supieron detectar el potencial de Google en sus inicios… ¿Qué esperanza le queda a un “no experto”?
¡Ninguna! El tema es que NADIE puede predecir cuáles serán las empresas más exitosas. Ni los máximos expertos ni esos Gurús que cobran por recomendar qué comprar o vender como si tuvieran la bola de cristal. Ni siquiera pueden predecirlo los propios fundadores de esas empresas exitosas, tal como lo declaró Jeff Bezos en una entrevista, quien años más tarde se convertiría en el hombre más rico del mundo.
El problema está en que, como seres humanos, solo podemos hacer predicciones proyectando escenarios que ya conocemos; mientras que la realidad nos va presentando circunstancias novedosas de forma aleatoria.
Muchas de esas circunstancias escapan a nuestro control, y ni siquiera podemos imaginarlas con anticipación, ya sea que nos favorezcan o nos perjudiquen, tal como pasó con la aparición repentina de una pandemia que cambió radicalmente nuestras vidas.
En el mejor de los casos, apenas podremos reaccionar o adaptarnos a ellas, pero sin garantías de éxito. Ninguna de las 20 compañías más grandes y valoradas de hace 30 años lo sigue siendo hoy. Y probablemente las más valoradas de hoy, tampoco lo sigan siendo dentro de 30 años.
Por eso, ¡No! No existe una forma de detectar a la próxima Google desde sus inicios. Nadie puede hacerlo. Ni Google mismo esperaba llegar a donde llegó (de hecho sus fundadores le habían puesto un “precio de venta” hace unos años).
Una empresa va descubriendo su verdadero potencial con cada obstáculo que supera. (“… se hace camino al andar”, decía Joan Manuel Serrat). Cualquier parecido con la realidad, es pura coincidencia.
Pero entonces, ¿Cómo hace un inversor para seleccionar, al menos, aquellas compañías que tienen mayores chances de éxito? Fácil: Evaluando a las personas que van a enfrentar cada una de esas circunstancias que, con seguridad, aparecerán a lo largo del tiempo (me refiero a los fundadores, CEOs, directores, etc.).
¿Qué mirar en estas personas? Warren Buffett definió tres cualidades críticas:
– Inteligencia
– Energía
– Integridad. Y si no tiene integridad, no tiene sentido molestarse en analizar las primeras dos. Creer en el crecimiento de Google, significa confiar en Sergei Brin y Larry Page; para Tesla, en Elon Musk; para Berkshire, en Warren Buffett. Y no solo en ellos, sino también en sus sucesores, como fue antes para Apple con Steve Jobs y ahora con Tim Cook; o para Amazon, antes con Jeff Bezos y ahora en Andy Jassy;
Pero uno no siempre tiene la posibilidad de hablar con el fundador de una empresa. ¿Cómo hacer entonces para conocerlos y evaluarlos?
Warren Buffett hace lo siguiente:
1) Lee lo que esa persona escribió respecto del negocio el año anterior (todas las empresas que cotizan en la bolsa de valores publican reportes anuales escritos por sus CEOs).
2) Luego lee el reporte del año actual, y compara: ¿Cuántas cosas que se dijeron/prometieron, fueron cumplidas? (Imagínese si hiciéramos eso con los políticos).
No hay atajos. Simplemente tenemos que aprender a conocer a las personas a través de sus actos y expresiones con el paso del tiempo. Para esto, no existe ninguna fórmula mágica (se imagina una computadora seleccionando a nuestras/os esposas/sos).
La confianza se crea cuando las personas cumplen sus promesas, o al menos hacen todo lo posible por cumplirlas. Invertir en personas que confiamos, incrementan significativamente las chances de lograr inversiones exitosas.
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