En los últimos años el influencerLiver King -el de la foto de cabecera- saltó a la fama por mostrar un físico de ensueño a los 45 años. ¿Su secreto? Comer órganos de animales crudos y tener un estilo de vida ancestral ¡Impactante!
Su “fórmula” causó furor rápidamente. Millones de personas de todo el mundo empezaron a seguirlo en sus redes sociales. Querían ser como él. Seguían paso a paso sus consejos. Compraban sus productos. Su concepto de vida pronto se convirtió en un rotundo éxito comercial.
Hasta que un día, en el pico de su fama, se filtraron unos emails que revelaron toda la verdad. El hombre de figura envidiable debía sus resultados a una pequeña ayuda adicional: gastaba USD 12.000 por mes en la compra de esteroides anabólicos que potenciaban su desarrollo físico en forma artificial y temporal, trayendo serios riesgos para su salud en el largo plazo.
¡Qué decepción! Entonces, ¿no es posible tener ese físico por comer y vivir como cavernícola? ¿Era todo mentira? Bueno, no todo, sino una parte.
Por un lado, es indudable que para un buen desarrollo físico es recomendable evitar las comidas ultra procesadas y todo aquello que resulte tóxico para el organismo como el alcohol. Cualquier dieta o creencia que nos ayude a evitar lo perjudicial para la salud, es siempre bienvenida.
Sin embargo, nunca vamos a lograr el cuerpo del personaje en cuestión -que es lo que motivaba a sus seguidores- con sus consejos. Para ello se necesita un ingrediente clave que está categóricamente desaconsejado para la mayoría.
Cuando esto pasa con un influencer de las redes sociales, vaya y pase. Pero, ¿se imagina si esto pasara en el mundo de las inversiones? Le sorprenderá saber que el autor de la “fórmula” para invertir con éxito también debió ocultar el ingrediente más importante.
Has lo que yo digo pero no lo que yo hago
En el año 1934 se publicó el libro “Security Analysis” considerado como la “biblia de las inversiones”. Su autor fue el profesor e inversor Benjamin Graham.
Allí se ofrece una guía completa para invertir en empresas con éxito. La “fórmula” consiste en crear una cartera diversificada de acciones subvaluadas, que es algo así como comprar billetes de $1 por $0,60.
Por aquella época, en la bolsa de valores reinaban las técnicas intuitivas y la mentalidad especulativa. Las personas intentaban predecir los precios de las acciones a partir del análisis de gráficos o anticiparse a eventos “catalizadores”, como el desarrollo de una nueva tecnología o medicamento. Esto es lo que se conoce como Análisis Técnico y Trading, que es algo así como la astrología o numerología aplicada a las inversiones.
El problema es que, en el largo plazo, solo el 1% de las personas ganan dinero con estos métodos, y en particular mucha gente había perdido todo su patrimonio en el gran crash de 1929, cuando la bolsa bajó un 90% en un corto período de tiempo.
Es ahí cuando aparece Ben Graham con un sistema racional y más efectivo en el largo plazo, que es la base de lo que hoy conocemos como “Inversión”, en clara contraposición con la “Especulación”.
El libro es brillante. Pero la fascinación de sus seguidores se debió principalmente a la enorme fortuna que él había logrado amasar. Querían ser como él. Aplicaban todos sus consejos paso por paso.
Sin embargo, tiempo más tarde se descubrió el secreto del éxito de Graham y, para sorpresa de todos, no tenía nada que ver con los consejos de su libro.
Resulta que Graham había hecho una apuesta inusualmente grande en la compra del 50% de una compañía de seguros llamada GEICO.
Pero la decisión resultó ser pésima. La empresa entró en crisis y quedó al borde de la quiebra.
Para salvar su inversión, Graham se hizo cargo de la dirección de la compañía y, desde su nuevo rol, logró transformarla en una de las aseguradoras más prósperas del país. Así, su inversión inicial de USD 712.000 creció un 50.000% (se multiplicó por 500 veces) hasta llegar a los USD 400 millones a lo largo de 24 años.
Al igual que con Liver King, Graham era admirado por un éxito que, irónicamente, no había conseguido de la manera que predicaba.
¿Por qué Graham ocultó el ingrediente principal de su “fórmula”?
No fue por olvido. Tampoco por egoísmo. De hecho, tenía buenos motivos para hacerlo.
Graham quería brindar una “fórmula” basada en la razón que resultase más efectiva o “exitosa” en el largo plazo que aquellas técnicas basadas en la especulación.
Pero consideraba que la manera en que él logró su éxito no se podía enseñar. Comprar una empresa, dirigirla, y volverla exitosa es algo que solo unos pocos virtuosos pueden hacer, mientras que para el resto puede resultar muy perjudicial -como los esteroides de Liver King-, por eso lo desaconsejaba categóricamente para el público en general.
Hasta el día de hoy, las “fórmulas” para invertir con éxito están diseñadas para ayudar a ese 99% de personas que suelen perder con la especulación en el largo plazo.
Pero no existe fórmula para quien quiere ganar más que el promedio. En este caso, influye una combinación de factores individuales como la preparación, las oportunidades, etc.
Para obtener resultados competitivos, hay que esforzarse a un nivel competitivo, y esto es algo muy difícil de enseñar -cada uno construye su propia carrera-, como bien pensaba Graham.
Cada vez que se encuentre con una “fórmula para el éxito” que no requiera mucho esfuerzo, intente encontrar ese ingrediente secreto que se “olvidaron” de mencionar.
0 Comments